domingo, 17 de junio de 2012

Como son tus ojos Señor


MEDITACIÓN:
¿COMO SON TUS OJOS SEÑOR?…
Quiero ver tu rostro radiante y apacible y ver como son tus ojos Dios. Pero sé que sólo puedo verlos si me olvido por un instante de mis circunstancias adversas y si no escucho las voces ocultas en las sombras de mi corazón. Veo tus ojos entonces con una dulzura permanente en mí... siempre estás ahí, no desapareces. A veces creo que te has ido y es que estoy mirando con ira todo y a todos los que me producen dolor. Pero basta un instante y tu espíritu me hace recordar: que tú estas tan cerca para ver, cómo son tus ojos Señor. Me detengo en mí caminar ansioso por tratar de alcanzar un lugar en este mundo y entonces esos impulsos dejan de tener importancia. Veo tus ojos que me miran con paciencia, esperando que te entregue todas mis cargas, todas mis vestiduras negras
que ponen peso y opresión a mi vida. Quieres vestirme con traje de lino blanco como tu paz y así poder abrazarme, porque sabes que necesito primero ser libre de mis pecados y su frutos en mi alma.
Y tus ojos me miran... están enmarcados en un rostro color del trigo, cercano, para que pueda ver los detalles de tu expresión mirando al cielo y después a mi rostro. Me observas y parpadeas lentamente, y luego... una sonrisa de aceptación por mi, porque soy parte de tu creación ¡Tú eres mi Padre del Cielo! Me miras al igual que contempla una madre a su niño recién nacido: No miras ahora la suciedad de mi pasado, sino el corazón sensible que tú colocaste desde que estaba en el vientre de mi madre. Cada vez me siento más atraído hacia ti porque me estás rescatando y actuando con tu Santo Espíritu en mi vida. Veo entonces, en tus ojos, unas lágrimas inesperadas y entiendo que estás sintiendo el dolor de mis recuerdos dolorosos, porque sabes como se ensució mi alma: con mecanismos de mentira en mi mente y corazón porque necesitaba disimular lo que no quería entender o aceptar, porque me causaba tanta vergüenza y dolor. Así fue como tomé el camino de la venganza, el camino fácil de culpar siempre a otros y cubrí con barro mis ojos. Veo tus lágrimas, son las de un padre por el hijo que torció su camino a causa del pecado, pero sabes que yo solo no puedo enderezarlo porque estoy atrapado en mi ceguera espiritual que estás derribando. Tanta ira y frustración me han tenido encadenado; solo la luz de tus ojos pueden alumbrar las profundidades de mi mundo interior. Más tengo esperanza, has quitado el velo y veo en ti una mirada de invitación para que te siga, ahora que soy tu hijo. Diriges tus ojos hacia tus manos y me muestras las marcas de la cruz por mí y la humanidad y entonces recuerdo tu plan de salvación para mi vida y porque fue importante y necesaria mi decisión para aceptarte; para empezar en un nuevo comienzo pero ahora de tu mano Señor. Es el encuentro de tu amor perfecto, Jesús, y mi amor imperfecto. Pero en este éxtasis siento de pronto temor... Tu imagen se nubla. Retrocedo. No entiendo. Te necesito y al mismo tiempo siento angustia. Es que tu eres tan grande y santo y yo tan pequeño y pecador. ¿Cómo podría agradarte, si aun mis pensamientos me traicionan en un instante?...Es que me es difícil comprender lo que significa la gracia, un regalo de amor de Dios. Porque en mi vida siempre tuve que dar algo a cambio para poder ser amado y aceptado y solo he conocido el amor imperfecto y condicional. Y siento una lucha interna; es que dentro de mí moran dos naturalezas que se oponen entre sí. Una es lo que llamas en tu palabra la carne y otra, mi espíritu. Mi carne quiere ser el centro de mi mundo interior con sus deseos egoístas, destructivos y, mi espíritu te anhela porque siente un vació del tamaño de Dios. Pero tu has colocado en medio mi alma: anhelos, deseos, sentimientos, emociones, recuerdos y en el centro lo más importante: mi voluntad, para que yo pueda decidir a cual naturaleza seguir. Y en esa lucha debo escoger entre el bien o el mal que mora en mis tinieblas, el perdón o estar encadenado al odio, seguir a mi yo esclavizante y ciego, o a tu presencia de luz radiante. Es mi voluntad victoriosa y escojo seguirte en el camino de tu luz, porque... tengo tanta sed de amor, tanta sed de perdón. Me postro a tus pies Jesucristo, porque quiero conocer tu instrucción y ver libremente y por siempre, cómo son tus ojos Señor. Siento entonces, tu abrazo profundo, haz limpiado mi corazón de la carga de mis pecados porque me has perdonado; ¡Gracias Señor! Y sé que mientras camine a tu lado, irás quitando mis vestiduras de ira, odio, culpa, temor para que ya no me sienta pequeño ante ti ni el mundo. Para que ya no sienta inquietud ni aflicción, porque ahora me dices que soy nueva criatura, que soy hijo de Dios. Y mientras tomas mis manos, levanto mi cabeza tímidamente y miro, cómo son tus ojos Señor: Ojos de Padre de amor perfecto, ojos que ven dentro de mi un corazón creado a tu imagen y semejanza y que irás perfeccionando y renovando cada día. Tú irás delante de mí, me guiarás con tu luz en mi mundo de tinieblas y destruirás a mis enemigos que me esclavizan para que yo pueda alcanzar libertad y paz interior y que solo tú sabes dar a través de tu amor incondicional y tu palabra. Así renovarás, en un proceso, mi mente y corazón para que yo pueda ver libremente como tu hijo, como son tus ojos Señor... “De continuo están mis ojos hacia el Señor, porque El sacará mis pies de la red” (Salmo 25:15)...

LLAMADO AL SIERVO DE DIOS


MEDITACIÓN:
LLAMADO AL SIERVO DE DIOS
Te dije un día ante tu llamado: ¡Heme aquí Señor!, envíame a mi, yo iré Señor (Isaías 6:8).Quiero llevar luz a la oveja ciega y ungir con aceite fresco a la oveja herida de tu redil. Y escuchaste mi respuesta mas no me enviaste, me dijiste: “Estad quieto y conoced que yo soy Dios” (Salmo. 46:10). Porque yo quería correr para dar tu mensaje pero aun no estaba listo: debía ser renovada mi mente y mi corazón. Me hablaste entonces y dijiste: Pondré primero mi palabra en tu boca, mi amor en tus brazos, mis lágrimas en tus ojos, y haré que tus pies no corran para que tengas que escucharme en tu aflicción.  Porque debo llegar primero a tu corazón herido que aun tiene partes de piedra debido a las experiencias dolorosas de tu pasado. "Yo te daré un corazón de carne" (Ezequiel 36:26), porque yo hablaré a la oveja ciega y herida a través de tu boca y de tus brazos, pero debo poner mi amor, mi palabra, mi consuelo y perdón dentro de ti. Yo te perdono dijiste,  pero debes aprender a perdonarte a ti mismo. Yo destruyo tu orgullo para que puedas también pedir perdón, y te muestro mi misericordia para que la tengas con otros a tu alrededor. Debo liberarte del dolor de tu ayer y de la ansiedad e incertidumbre que te produce tu mañana porque te atan y te hacen esclavo. Transformarte y moldearte solo es posible si aprendes a confiar en mi poder y fidelidad solo a través de los momentos difíciles. Permitiste entonces pruebas y más pruebas en mi vida hasta el límite de mi resistencia, pero no resbalé porque tu me estabas cuidando. Tocaste mi área emocional, mis sentimientos; destruisteis mis metas y sueños y los cambiaste por los pensamientos de Dios (Isaías 55:9). Porque para que yo pudiera consolar a otros debía primero sentir tu consuelo ( 2 Corintios1:4). Me consolaste mientras lloraba, y preguntaba incrédulo porqué permitías mi sufrimiento que me impedía servirte porque yo te había dicho :Heme aquí Señor. Colocaste tu palabra en mi corazón herido y de mi corazón pasó a mi boca y derramaste tu amor en mis manos para hacerme tu siervo en las aulas de Dios. Me estabas preparando en el Ministerio de la consolación y misericordia a la oveja herida, porque escuchaste mi oración cuando dije: Heme aquí Señor. Me estabas quitando la venda de mis ojos para que pudiera conducir a otros ciegos. Me estabas dando misericordia y palabra de poder para el enfermo, el postrado, el solitario, el carente y todos los que tu llamas tus pequeños y que ahora puedo ver cuando recuerdo mi dolor. Tenías que llenar la vasija que formaste con el barro de mi existencia, me moldeaste y me llevaste a tus aulas celestiales. Me diste la cruz de Cristo porque yo tenía que ir al calvario y morir a mi yo, para que Cristo resucitara y viviera dentro de mi ser interior. Yo no entendía que me estabas preparando porque no existe otra forma de entender y sentir el dolor de otros, solo a través del propio dolor. Por eso ahora comprendo... !Tú hablas a otros a través del amor porque Tú, Dios, eres amor(1 Juan 4: 8). Encontraste en mí un corazón dispuesto, lleno de debilidades y sufrimiento, mas era el barro perfecto para que tu poder se glorificara porque tu poder se glorifica en la debilidad  (2Corintios 12:9). Y yo seguía preguntando…¿Porqué, porqué Señor ?... Mas ahora sé que un porqué no existe en la escuela de Dios; un para qué, es la pregunta correcta porque responde a los propósitos de Dios. Mas aunque entienda que soy barro en tus manos me pregunto: ¿Hasta cuándo Señor? Cuando terminarán mis pruebas para poder servirte como yo quiero Señor? Y Tú respondes: no es como tú quieras sino como yo quiera, por que yo soy tu Dios. Y ahora al pasar el tiempo, sigo en la escuela de Dios, mas miro hacia atrás y comprendo que he aprendido tu palabra a través de la aflicción, porque solo el dolor destruye las fortalezas construidas en el ayer y en el pecado: el orgullo, el egoísmo y todo lo que pertenece a mi naturaleza egocentrista y que se resiste a morir para que tu vivas. Hoy cuando veo al cautivo recuerdo cuando era cautivo,cuando escucho al que muestra ira sé que está atado a su dolor. Cuando veo la oveja herida y postrada en una cama, me doy cuenta que tú necesitas mis brazos y tu misericordia dentro de mí para llevar amor, y el mensaje de salvación. Porque Tú eres Espíritu (Juan 4: 24). Necesitas de una vida dispuesta para que tu uses su boca, sus brazos y sus pies para ir y venir pero con una mente y corazón renovado. Necesitas a alguien que entienda que es más bienaventurado dar que recibir: Necesitas a alguien con testimonio para que pueda hablar con convicción y autoridad en el nombre del Señor. Ahora entiendo que así preparas Tú a tus siervos: En el foso de la aflicción. Sé que todo lo que he escrito y todo lo que me has dado puedo darlo sin egoísmo porque no me pertenece, son tus pensamientos, son tus sentimientos, son el instrumento para que tu Santo Espíritu pudra "el yugo de opresión" (Isaías 10:27porque ahora tú vives dentro de mí, porque me has hecho tu siervo. Sé que tú eres soberano y todo lo que permites tiene un propósito en mi vida y la de otros. Y aún te digo: ¡Heme aquí Señor!...Porque prefiero morir a mi yo para que otros vivan en ti, Que vivir para que otros mueran sin tu salvación y consuelo. “He aquí te he purificado, pero no como a plata, te he purificado en el crisol de la aflicción” (Isaías 48:10).